Me costaría creer que haya niños más felices en este mundo que mis hijos. Sobre todo Naia y Elsa desde que dimos la bienvenida a Lottie, con su sonrisa permanente, su energía y su agradecimiento constante me hace pensar que todo ha valido, está valiendo, inmensamente la pena. Qué maravilla tener pasión y un propósito en la vida. Qué suerte la nuestra.
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