jueves, 21 de abril de 2011

Los ojos que me quitan el sueño







Hoy, mientras hacía la cosa más hermosa que nadie puede hacer que es dar el pecho a mi bebita linda, he sido consciente de lo afortunada que soy por tener los hijos que tengo y lo enamoradísima que estoy de ellos. El amor que se siente es tan grande y tan puro que jamás nadie será capaz de hacerle justicia con palabras, ni con colores, ni con nada que no sea una mirada, una caricia o un abrazo. Sólo así, sintiéndolo, haciéndolo sentir, podrá uno llegar a expresarlo. No vale otra cosa que no sea demostrarlo.
Les miro y veo cómo crece Naia cada día, cómo hace brillar cuanto la rodea cuando sonríe con esa vitalidad que desprende, con esas ganas que parece tener de comerse el mundo. Y Gael, que aún es mi niño pequeñito y cuando se duerme, rendido por sus aventuras cada vez más grandes y agotadoras, aún hace el gesto de mamar y me recuerda el día que llegó a mi vida y le sostenía entre mis brazos mientras le miraba hacer ese mismo gesto y me derretía de amor.
Espero hacerme muy viejita a su lado, tener la suerte de disfrutar de sus vidas, de su amor y poder ofrecerles el mío cada día y ayudarles detrás de cada caída a levantarse. Espero estar ahí, siempre, disfrutando de sus ojos, aunque me quiten el sueño.

domingo, 10 de abril de 2011

El tercer cumpleaños de Gael













Mi niño ha cumplido hoy tres años y ha tenido tres cumpleaños, uno por cada doce meses que lleva adornando y mejorando este mundo y nuestras vidas. El viernes lo celebró en la guarde, sopló sus velas, portó su corona de rey y sus ojos brillaban de felicidad. El sábado fue la gran fiesta, vinieron los amigos, los tíos, los abuelos, y el sol vino a iluminarnos, a hacer de ese día algo inolvidable con baño en la piscina incluido. También sopló las velas con su primo de sus ya dos tradicionales tartas, o sea cuatro. Y todos reíamos y sus ojos de nuevo brillaron.
Hoy era de nuevo su cumpleaños y ha sido un día maravilloso, sereno, distinto, ya sin velas, sin tarta, sólo su luz llenándolo todo, haciendo brillar nuestros ojos, haciéndonos sentir, como cada día de sus tres años, los padres más afortunados del mundo.Y los más felices.
¡¡Feliz cumpleaños mi niño!!

jueves, 7 de abril de 2011

El primer mes de Naia






Hoy mi niña ha cumplido un mes. Sin duda esta semana será muy intensa y emocionante, una semana de celebraciones, de mucha alegría que culminará el domingo con el tercer cumpleaños de mi mágico Gael. Lo tengo casi todo preparado pero hoy me he dado cuenta de que por más cosas que prepare, por más empeño que ponga siempre me parecerá poco. Cuando le miro, cuando les miro, pienso que no hay nada lo suficientemente grande, bonito o especial que pueda hacerles justicia. Sólo espero ser capaz de hacerles disfrutar y que cuando sean mayores se sientan afortunados y recuerden su infancia como una etapa plenamente feliz y sus cumpleaños como días maravillosos en los que eran los reyes y no había nada que les hiciese sombra. Porque el tiempo pasa rápido, rapidísimo y cuando te quieres dar cuenta lo que eran proyectos son hermosas realidades y tu infancia queda muy lejos pero vuelves a vivirla a través de tus hijos, que son tu vida y lo más increíble que te pueda pasar jamás. Son el puerto al que amarrarse aunque todo lo demás esté mal, son la estrella de oriente a la que seguir. Son el milagro.
Hoy rescato algo que escribió David hace cuatro años, cuando nos cegaban las ganas de ser padres, cuando les necesitábamos en nuestras vidas y aunque no habían llegado teníamos claro el nombre de nuestra primera hija, aunque antes llegó Gael.



No hay noche interminable.

Lo dice la burbuja.
            Náufrago
            que recorre el vientre de tus pupilas,
            multiplicando materia y álamo
            y agua y sílaba santa.
            Repitiendo esta metalurgia hasta el éxtasis,
            sólo para balbucear
            en lo más profundo de tu córnea
                                   - donde van a dormir las luciérnagas -
            el nombre exacto de nuestra ansia:
            N-a-i-a


Hoy no hay noche interminable.
Sólo una eternidad de luz enamorada.