domingo, 10 de julio de 2011

El graduado











Gael se ha graduado, le pusieron su birrete, le dieron su orla y su diploma y él posaba delante de todos los papás y las mamás, las abuelas y los niños como si apenas le quedara nada de aquella casi infinita vergüenza. Estaba tan lindo, tan tierno, tan hombrecito, que de pronto me vi imaginándonos dentro de muchos años en la universidad, orgullosos, él tan mayor y nosotros viéndole como un niño, exactamente igual que con tres años y con la misma necesidad de protegerle. No sé a qué dedicará su vida, en qué decidirá volcarse, lo que sí me gustaría es que, sea lo que sea lo que elija, le haga feliz. En ralidad no me importa que sea abogado, músico, físico, o taxista; para mí lo realmente importante es que sea una buena persona, con eso me basta y en realidad es lo que más orgullosa puede hacerme sentir. Yo estoy segura de que no me va a decepcionar y que seguirá siendo un ser maravilloso toda su vida.

jueves, 7 de julio de 2011

Los cuatro meses de mi princesa











Ha pasado otro mes y Naia cada día es un ser más delicioso, lanza grititos por doquier modulando su almibarada voz, saca la lengua a modo de radar de sabores, temperaturas e incluso sonidos. Sonríe siempre, incluso cuando ha estado malita con infección de orina, y te alegra la vida cada vez que la miras. Es tan buena, un ser tan puro y bondadoso, tan lleno de luz... No sé si alguna vez podré explicar lo que siento cuando les miro, lo infinitamente feliz que me hace su existencia, la plenitud que inunda mi pecho cuando les acaricio y les beso y les doy hasta la última gota de un amor que afortunadamente resulta interminable y es cada vez más intenso. Supongo que esto es lo que significa ser madre y por ello tengo la absoluta certeza de que jamás haré nada mejor ni más grande que haberles dado la vida.