martes, 10 de abril de 2018

Gael cumple 10












Decir que el tiempo nos devora es una cosa manida. Que parece que fue ayer, que cómo pasa el tiempo, que parece mentira… Y sin embargo caemos todos en las mismas frases dichas hasta el aburrimiento, como si sintiésemos la necesidad de insistir en ellas por más innecesarias que sean.

Pero es que Gael cumple hoy 10 años y no puedo creerlo, y parece mentira y cómo pasa el tiempo. Parece que fue ayer. Aún guarda mi olfato ese olor inconfundible del hijo recién nacido, recuerdo la luz, la temperatura y casi cada segundo de aquel momento en el que nació nuestra familia. Creo que también yo nací ahí, que ser madre me dio una nueva identidad y encontré el sentido de mi vida no por el hecho de ser madre en sí, sino porque a través de mis hijos he descubierto de nuevo el mundo y el amor. Ese amor.

Gael cumple hoy diez años y le veo tan mayor, tan lejos ya de mí, de lo que fue, de lo que fuimos. Gael con su misterio y su a veces intrigante frialdad. Un día vio una pelea de los perros con un gato que salió muy mal parado. Cuando mi padre le preguntó si él había hecho algo, su respuesta fue “¿Por un simple gato?”. Y así es él, que piensa poco en las consecuencias de sus palabras, que lo que más le gusta en esta vida son los videojuegos -tiene a quien salir- y aún no conoce lo que es la empatía.

En la otra mano su enorme inteligencia, su ternura cuando permite que asome, lo profundo de sus pensamientos. Es un amigo leal y es noble.
Le encantan los tortelinis, las tortitas y el pollo empanado. Su juego favorito es el Fortnite y es "adicto", como a todos los hijos del capitalismo y de Youtube, a ese absurdo baile al que llaman The Floss.

Lo que más me importa es que es un niño feliz. Diez años de niño sano y feliz. Eso es la lotería y no quiero ninguna otra cosa en el mundo que esa máxima. Hijos sanos y felices, los tres, hasta el último aliento.

Vendrán días, cada vez está más cerca, en el que las cosas se torcerán y le partirán el corazón, y sufrirá muchas derrotas y llegarán los adioses. Y no podré hacer nada para evitarle el dolor. Llegará el momento en que crea que ni siquiera me necesita y mi alma se romperá un poco y esperaré a que vuelva y le abrazaré ya para siempre.

Él que tenía tantas ganas de tener dos cifras en su edad, tiene ahora el reto, ojalá lo consiga, de llegar a las tres. 
Espero que el camino sea largo y que tras su paso no deje dolor. Solo alegría. 
Alegría y amor.