martes, 15 de mayo de 2012

El quinto verano











En mi defensa diré que estos cinco días de retraso los he dedicado simplemente a quererle, a jugar con él, a dejarme escalar y perseguirle para comerle el culete, a deleitarme con sus maravillosas historias y a escuchar una y mil excusas de por qué sigue descargándose juegos en el móvil a mis espaldas. Chincha a su hermana, no come nada más que lo que le apetece y día tras día vuelve con el babi en su mochila en vez de dejarlo en clase. Hoy el yogur sin comer y la pelea de todos los días para vestirse porque está que se cae de sueño y en lo que le deja ver el medio ojo que abre siempre hay algo del modelo que he elegido para ese día que a él no termina de convencerle.
Hoy no quiso ir a una fiesta porque el cumpleañero en cuestión literalmente "Me tira pedorretas y no es nada pero nada amigo mío mamá" y claro él, que es muy suyo, iba a estar amargando al personal con su cara de pocos amigos, porque él sólo tiene tres y punto y el resto no le interesan lo más mínimo.
Ya queda poco para el verano, para la piscina, los juegos y todo el tiempo del mundo para dedicarles. Ya queda menos para que termine su primer año de cole y casi no puedo ni creerlo porque hace nada en su segundo verano, daba sus primeros pasos al ritmo de su tetete y hoy le gusta Michel Teló y canta y baila sin descanso María Caipirinha y habla ya casi mi niño como si fuera un niño mayor.
Cada vez todo pasa más deprisa y yo les voy perdiendo un poquito cada día, ganándoles un poquito también cada segundo, haciéndoles parte esencial de mí y de mi mundo, permaneciendo y dejándoles para siempre en la memoria.

lunes, 7 de mayo de 2012

La princesa cantarina













Ha comenzado por fin, con seis meses de retraso, a gatear. Llama a todos los perros Nana, señala las cosas con su dedito y te dice Mia, para que mires los prodigios que reflejan sus ojos con un entusiasmo del que sólo ella es capaz. Dice también casi Agua y entre carjacadas canturrea lo que parecía una especie de salmo que solo ella entendía y que era algo así como Yeye hoho. Cuando lo repetía unas tres veces, decía Bieeeeeeeeeeeeeeen y aplaudía como una loca. Hoy he descubierto que se trata de "Cumpleaños feliz" y cuando se la cantas se queda embobada y feliz y se pone a deleitarte con su propia y extraordinaria versión. Nunca tan manida canción fue tan melodiosa y bella.
Ya come de todo y disfruta como una auténtica Romero. Lo mismo le dan garbanzos, albóndigas o comida china. Todo lo saborea despacio, disfrutándolo, masticándolo un poco con sus siete dientes de ratoncilla, un poco con sus adorables encías de bebé.
También nos ha regalado momentos únicos acunando, besando y abrazando como si fuese una verdadera mami a su nueva muñeca. Es pura ternura mi princesa. Insisto en que es un diez y ni siquiera las monumentales rabietas que agarra de vez en cuando, sobre todo cuando no la coges en brazos porque estás haciendo otras cosas, pueden eclipsar la alegría que desprende siempre, la inmensa felicidad que es capaz de producir.
Mi niña es un tesoro, es un regalo, el mayor que haré o recibiré jamás.