jueves, 10 de febrero de 2011

Antes de su llegada








Es muy posible que este sea el último post que escriba antes de la llegada de Naia y el hecho de decir esto asusta un poco. Asusta ser consciente de que en cualquier momento puede llegar, de que nuestras vidas volverán a transformarse, que todo será distinto después de ella. Es una niña tan querida, hemos deseado tanto a nuestros hijos que todo parece quedarse pequeño ante ellos. De pronto dudo de todo, de nuevo me cuestiono si estaré a la altura de nuestra pequeña, si seré capaz de evitar todo el daño posible a Gael, que no sienta ni por un segundo que le quiero menos sólo porque ha llegado su hermanita. Es difícil buscar el equilibrio, hacer cábalas sobre posibles situaciones y buscar soluciones a un problema que no sabes qué magnitud tendrá. Me dolería tanto ver en sus ojos la tristeza de pensar que me ha perdido aunque sea una ápice. Me esforzaré para que eso no ocurra y seguro que David logrará aplacar cualquier asomo de celillos con alguna de sus maravillosas y disparatadas historias.
Ya está casi todo preparado una vez más aunque esta vez la sensación de que falta algo es distinta, ahora sé que lo único que necesito es tenerla en brazos, que todo lo demás es accesorio, para que llegue sólo nos necesitamos la una a la otra, que al final será algo de por vida. Y después les tendremos a ellos, a David y a Gael ¿qué más se puede necesitar en el mundo?
También está el primer poema, o al menos el boceto. Me ha costado encontrar las palabras, pero aquí lo pongo porque se lo debo, porque también ella es poesía. Ahora sólo falta la nana de papá, pero estoy segura de que llegará pronto.


A Naia

A punto de abrirse el vientre y el pecho
voy apartando los minutos que me separan de ti,
tejiendo fábulas de ninfas y unicornios
que tiñen mi negro con un río malva y rosa
para hacer más suave el tacto.
Quiero ver tus ojos, que me cuenten quién eres,
qué hay detrás de tanto silencio, de tanta espera.
De tanto nombre.