martes, 19 de abril de 2016

Ausencia































Doce meses de ausencia no se llenan con imágenes y palabras. En este año la vida nos ha llevado por caminos que en aquel abril ni siguiera imaginábamos. Las cosas ocurren simplemente y te das cuenta de que en ocasiones apenas podemos hacer nada, de que el margen de maniobra es bien pequeño. También de que aquellas decisiones que en algún momento creías insignificantes, de pronto toman una dimensión difícil de manejar.
Está siendo un año duro, en apenas unas semanas casi pierdo a mi padre y David se fue a Cambridge. Mucho dolor, mucha carga que asumir y mucho miedo.
Afortunadamente mi padre ha recuperado su vida y sigue alumbrándonos. 
David aún allí, lejos de nosotros, aunque cada vez más cerca.
Mis niños, mi norte. Aunque a veces me siento superada por su energía, sus gritos, sus peleas... son los que hacen que merezca la pena siempre seguir luchando, a pesar de cualquier cosa que pueda venir. 
Y tengo a mi hermana y a mi tía, a la gente que me quiere y apoya y se desvive por intentar que mi vida sea más fácil. Gracias a todas/os.
Hoy lo dejo aquí y me obligaré a escribir pero de ellos, que esto debe ser una ventana a la alegría, al paraíso que son mis hijos.