domingo, 11 de agosto de 2013

Y Elsa















La última vez que escribí en el blog mis palabras guardaban un secreto. Y mi vientre. Hacía tan solo dos días nos habíamos enterado de que seríamos papás de nuevo. Es una niña que nacerá a principios de diciembre y se llamará Elsa. Por entonces hará seis años que comencé a escribir en aquel primer blog dedicado a Gael. Han pasado tantas cosas desde entonces y el tiempo es tan escaso que cada vez me cuesta más dedicarme a contárselo tal vez a nadie. Comencé este proyecto con una idea clara, la de resistir al olvido. Todos esos momentos emocionantes que te juras una y otra vez que no se borrarán de tu mente, de pronto se van difuminando. Otros permanecen intactos y te llevan con exactitud a un momento, aparentemente carente de importancia, sin fuegos de artificio o de sorpresa pero repletos de cotidianidad y quizás por ello más hermosos. Yo comencé a escribir para que esas primeras palabras, pasos, emociones, no se perdieran nunca, para que ellos supiesen cómo habían llegado a ser quienes serán cuando lo lean en un futuro, pero sobre todo para que supiesen cuánto les he querido. Y me da rabia no estar cumpliendo con mi compromiso, no escribir al menos cada mes y contárselo porque quién sabe hasta cuándo la vida me permitirá escribir. No es que sobrevuele en mi cabeza la tragedia pero es tan frágil nuestra existencia que uno no puede permitirse el privilegio de creer que estará ahí al día siguiente para poder hacer o decir lo que no ha dicho o hecho hoy por "falta de tiempo" o de ganas.
Si algo tengo más claro cada día es que ellos son la verdadera razón de estar viva. Vivir para verles crecer y ayudarles a levantarse cuando las circunstancias les hagan tropezar. Una y otra vez. Estar ahí, siempre, para ellos. Y luego, cuando se encuentren, acompañarles, seguirles, apoyarles, tener tiempo suficiente para enseñarles a vivir con plenitud y a ser buenas personas. Es todo lo que le pido a la vida. 
Quedan menos de cuatro meses para que llegue Elsa. Creo que será muy distinta a Gael y Naia. Percibo  su energía desbordante y una vitalidad que me asusta un poco. Va a ser una niña muy fuerte. La imagino muy segura de sí misma, con un carácter explosivo y capaz de hacer cualquier cosa que se proponga. Hasta ahora tanto Gael como Naia han sido como cuando estaban dentro de mi. Gael mágico, hacia dentro. Naia es la alegría, la intensidad. A Elsa la imagino como un huracán, vital, inteligente, independiente. Los tres maravillosos, amados, necesarios para este mundo cada vez más feo. Ojalá logren arrancar un poco de desidia, un poco de miedo, un poco de injusticia, para hacerlo mejor para sus hijos.
Yo intentaré mientras tanto seguir contando con estas fotos y palabras cómo es nuestra familia, cómo comenzó todo y cómo es de grande nuestro amor.