miércoles, 10 de agosto de 2011

Tantas cosas












Tengo tantas cosas que contar... es Gael una fuente inagotable de anécdotas y momentos para no olvidar. Ya definitiva y oficialmente ha terminado sus días en la guarde. En septiembre comenzará el colegio y lo hará hecho todo un hombrecito irónico, manipulador, mentirosillo, tierno y genial. Son muchas las perlas que va soltando con su cada vez más afinada lengua. Utiliza la palabra exacta en el momento... menos oportuno, como la tarde que estábamos en una terraza con el abuelo Manolo y se pusieron en la mesa de al lado un matrimonio con dos niños muy feos, la verdad. Y Gael mira a uno de ellos, se gira hacia nosotros y dice "Parece un mono". Claro que menos que partirse de risa en la cara del niño-mono y aguantar durante una hora más que estuvimos allí para no herir al pobre poco agraciado nene. Y que si el agujero del culo de Nana (su perrita, a la que adora y atosiga a partes iguales) se lo había puesto el médico para correr más rápido y sentenciándome cuando le regaño con un "Antes eras mi amiga, mamá" o cuando después de reñirle por alguna de las múltiples travesuras del día, luego le dedico un mimo a Naia y me dice "¿Conmigo no te ríes mamá, conmigo no te ríes? ¿Sólo te ríes con Naia mamá?". Es tremendo este Gael, tremendo y maravilloso. Os dejo unas imágenes de mi niño, que cada vez cuesta más sacárselas porque cuando saco la cámara huye. Le habré cansado, pero que se aguante, que esos ojos son demasiado bellos para no plasmarlos hasta la saciedad.

domingo, 7 de agosto de 2011

De brazo en brazo















Naia va de brazo en brazo, de beso en beso con si fuese un dulce corderito en una función navideña infantil. Se deja querer y sonríe siempre a quien la mima. Ahora ya no llora cuando se enfada, comienza con una sarta de pedorretas que van tomando intensidad en función de su enfado pero todo acaba de nuevo en un abrazo cuando la coges, porque sí, mi niña, tan pequeña, abraza. No es casualidad, no es algo innato, mi niña, que es la cosa más linda que pisa este mundo, me abraza porque me quiere y lo hace con la misma necesidad con que yo la abrazo a ella, y con el mismo amor. Estamos hechas la una para la otra y por eso se me caen las lágrimas cuando la miro, y por eso ella se ilumina cuando me ve aparecer y patalea cuando paso de largo y no poso sobre ella mi atención. Mi niña, que es un pozo infinito de alegría, ya "habla" y se entretiene con sus Baus y sus Babababa y Papapapapa y además cuando está en el carrito y acercas las manos a sus piececitos comienza un divertidísimo y frenético baile con lenguafuereo incluido que es para morirse de risa. También ella tiene su inspiración en su hermano y haga lo que haga hace que Naia se tronche y ría a carcajadas hasta que le da hipo. Gael se ríe, ella se troncha, Gael se tira al suelo, ella se troncha, Gael hace una pedorreta, se troncha, le mete las manos en la boca, se troncha, hace impactar su carrito contra la pared... se troncha. Mi niño también es fuente de felicidad para Naia.
Soy feliz, más feliz de lo que he sido en mi vida y se lo agradezco a todos los que me quieren, a todas esas personas que forman parte de mí y aunque nos veamos más o menos, hacen que me sienta afortunada por haber compartido conmigo una parcela de sus vidas.
Soy feliz porque no le puedo pedir más a la vida, porque tengo la familia más maravillosa del mundo y ese es mi mayor tesoro.