Tengo tantas cosas que contar... es Gael una fuente inagotable de anécdotas y momentos para no olvidar. Ya definitiva y oficialmente ha terminado sus días en la guarde. En septiembre comenzará el colegio y lo hará hecho todo un hombrecito irónico, manipulador, mentirosillo, tierno y genial. Son muchas las perlas que va soltando con su cada vez más afinada lengua. Utiliza la palabra exacta en el momento... menos oportuno, como la tarde que estábamos en una terraza con el abuelo Manolo y se pusieron en la mesa de al lado un matrimonio con dos niños muy feos, la verdad. Y Gael mira a uno de ellos, se gira hacia nosotros y dice "Parece un mono". Claro que menos que partirse de risa en la cara del niño-mono y aguantar durante una hora más que estuvimos allí para no herir al pobre poco agraciado nene. Y que si el agujero del culo de Nana (su perrita, a la que adora y atosiga a partes iguales) se lo había puesto el médico para correr más rápido y sentenciándome cuando le regaño con un "Antes eras mi amiga, mamá" o cuando después de reñirle por alguna de las múltiples travesuras del día, luego le dedico un mimo a Naia y me dice "¿Conmigo no te ríes mamá, conmigo no te ríes? ¿Sólo te ríes con Naia mamá?". Es tremendo este Gael, tremendo y maravilloso. Os dejo unas imágenes de mi niño, que cada vez cuesta más sacárselas porque cuando saco la cámara huye. Le habré cansado, pero que se aguante, que esos ojos son demasiado bellos para no plasmarlos hasta la saciedad.
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