En abril empezó la aventura. Fuimos a España y disfrutamos de la familia con cierto sabor agridulce por no poder estar con Lottie, preguntándonos cómo estaría, si nos reconocería, si habrían empezado ya a domarla y cuándo serían las niñas capaces de montarla. Pero pudimos, después de mucho tiempo, celebrar el cumpleaños de Gael con toda la familia. Primero en Córdoba con mi padre, tíos y primos. Luego con Merce, Juanchi, Lucas y compañía y finalmente con mi hermana y los peques, celebrando el doble cumpleaños de Gael y Samuel. Fue precioso que no faltara nadie.
Una vez de vuelta a Cambridge todo empezó a girar en torno a ella. Cada día, todo el tiempo posible, íbamos con ella, la peinábamos, la paseábamos, intentábamos que fuera confiando en nosotras y por fin, ya terminando el mes, las niñas pudieron montarla por primera vez. Al principio ninguna de las cuatro sabíamos muy bien qué estábamos haciendo pero, poco a poco, comenzamos a hablar un lenguaje común.
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