A principios de noviembre celebramos nuestro 18 aniversario. Nuestra vida en común cumplió la mayoría de edad rodeado de amigos en Londres. Un día precioso, distinto, especial. Resonando aún en mi memoria aquellos primeros días juntos, donde todo eran dudas y certezas a partes iguales, pero tan fácil todo, tan honesto, tan irrevocable... Y aquí estamos ahora, viviendo una segunda juventud, saliendo de nuevo, buscando nuevos proyectos y aventuras que nos apasionen y nos unan pero entendiendo nuestras diferencias y respetándolas.
Nada es perfecto y hoy más que nunca soy consciente de que nunca lo será. Y no pasa nada porque lo que tenemos, lo que hemos construido, también tiene espacio para que lo feo, lo incómodo, se transforme y nos haga más fuertes. Hoy doy las gracias por cada cosa que me hace aprender.
El día 20 celebramos el cumpleaños de David, de nuevo con nuestros amigos, que se han convertido en parte fundamental de nuestra vida en Inglaterra y nos llenan siempre de alegría, cariño y momentos inolvidables. No dejo de asombrarme de la suerte que he tenido siempre con mis amigos, personas que llegan a mi vida y nunca más se van, sin importar el tiempo o la distancia. Desde que tengo 3 años y Nuria y yo nos convertimos en amigas del alma, hasta hoy, conservo en mi vida a casi toda la gente que ha sido importante para mí. Eso sí que es ser afortunado, dejar en los otros la huella lo suficientemente honda como para que, entre todos los vaivenes de una vida a contrarreloj, hagan sitio para ti.
Gracias, Noviembre, por hacerme tan feliz.