Ya son 41 mis veranos y creo que por primera vez en mi vida estoy empezando a disfrutar del día de mi cumpleaños. Nunca me ha gustado excesivamente el día en sí. Será porque en los veranos nunca estaban mis amigos o incluso mis padres, será que siempre hacía calor y lo llevo mal.
Ahora todo es distinto, el clima siempre es amable en Cambridge y tengo a mi familia y mis amigos conmigo. Este año lo he disfrutado especialmente y mirando las fotos vuelvo a cada momento. Me sentí plenamente feliz y agradecida, como siempre, de lo que soy y lo que tengo.
Qué bien viene de vez en cuando echar un vistazo a lo que vamos dejando atrás para tomar perspectiva. Qué regalo este blog para poder hacerlo desde hace ya 14 años. Ojalá nunca me pueda la pereza y siga dándome la oportunidad de seguir contándoles a mis hijos y a mí misma lo que hago, pienso y siento y no ser nunca una desconocida para ellos o para mí misma.
Cuando ya no esté permaneceré en lo que fuimos juntos y podrán venir a mis palabras a buscar respuestas que seguro añoran. Ese es el sentido de todo esto porque me he dado cuenta a través de los años de que lo que intento hacer es darles respuestas a mis propias preguntas. Estoy dejando para ellos lo que me hubiera gustado encontrar cuando perdí a mi madre. No quiero ser nunca una desconocida ni dejar preguntas o dudas por contestar de quiénes y cómo fueron ellos o yo.
Ojalá no me deje nada en el tintero.
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