Es casi un alivio despedir un año como 2020. Aún así me pregunto dónde ha ido todo este tiempo entre diciembre y diciembre, si se ha quedado suspenso en alguna suerte de realidad paralela en la que el tiempo se detiene para limpiarse y volver a darnos otra oportunidad en el nuevo año. Como si todo lo malo pudiera olvidarse y, mágicamente, pudiéramos hacer las cosas distintas, tal vez bien, esta vez.
Probaremos suerte y, aunque no podamos olvidar ni llorar menos a nuestros muertos, empezaremos en año sin pena ni miedo, dispuestos siempre a lo mejor.