Una vez más el tiempo se ha echado encima y escribo en agosto lo que debí escribir en marzo. Y los recuerdos se amontonan, se confunden o directamente se pierden.
No está siendo un año fácil para mí pero echo la vista atrás y encuentro donde asirme. Vuelvo a esos días y me calma. Los recuerdo, me anclan, me reconfortan.
Les agradezco lo vivido y lo aprendido.