viernes, 10 de febrero de 2017

Vuelta a casa



































































Vuelvo a casa, esta que construí hace casi nueve años, primero antes de Gael, luego para recibir a Naia y hace tres años para anunciar a Elsa y compartir su llegada.
Llegó un momento en el que perdí la noción de para qué había empezado este proyecto, si para mí, para ellos o para quién. Llegó un día en que dejé de sentirme cómoda compartiendo lo que soy y siento a través de ellos y no quería exponerles ni exponerme.
Pero Naia me preguntó ayer que cuál fue su primera palabra y de pronto pensé que si Elsa me preguntase cuándo fue la suya o tantas otras primeras veces quizás no sabría responder porque, no nos engañemos, la memoria acaba fallando y no hay pruebas a las que asirse, quizás millones de fotos y vídeos almacenados en algún lado que acabas olvidando y que dan como resultado la nada más absoluta. No hay testimonio de lo que fuimos y aunque existimos a pesar de ello, no podemos regresar.
Por eso quiero volver a este rincón tal vez sólo mío, para obligarme a plagar su futuro de recuerdos, para que siempre tengan a mano su evolución, sus cambios, los giros que nos va dando la vida.

Hace casi un año escribí por última vez y habían pasado tantas cosas que era imposible contarlas todas. Hoy de nuevo escribo desde otro lugar físico y emocional, desde una nueva experiencia en nuestras vidas. Las ganas de volver a unir a la familia y el agotamiento después de un año realmente duro guiaron nuestros pasos, los de los cinco a Cambridge. Me detendré en otro momento para hablar de la ciudad, de lo que ha significado para mí y para los niños estar aquí.
No sé con qué frecuencia escribiré, pero intentaré que lo que nos quede en esta mágica ciudad esté bien documentado.
Por ahora os dejo con unas cuantas fotos de lo que hemos vivido desde abril. La primera de hoy mismo. Nieve.

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