jueves, 31 de julio de 2025

De las estrellas












































Hoy me siento en absoluta paz, un sentimiento de los más placenteros que alguien pueda experimentar jamás. La sensación del deber cumplido. A cero la lista de asuntos pendientes. Un día para dedicarlo a vivir desde la alegría, desde el prodigio de entender lo valioso del tiempo. Lo único que poseemos en realidad en esta vida, porque lo otro, el amor que acumulamos, viene siempre con nosotros, vida tras vida. Todo pasa, pero todo permanece, somos un árbol milenario guardando en sus anillos las estaciones que, una tras otra, van desembocando en una muerte que no cesa pero que permite a la vez la vida. Así en invierno nos sentimos desnudos, vapuleados por el frío, pensando que la primavera nos ha abandonado. Pero el árbol no se rinde porque recuerda que la primavera sólo es posible tras el invierno y que indefectiblemente vendrá y con él los pájaros, las flores, las abejas... la vida volverá cuando esté lista para desplegar todo su esplendor. Mientras tanto, enero lo baña en escarcha, el verano ofrece sus frutos, otoño sus colores. Ese es el baile de la existencia, todo hermosamente necesario. Lo que ocurre no es posible sin lo anterior.

Yo bendigo cada paso del camino, cada fragmento de eternidad que me permite ser lo que soy y lo que gracias a ello seré. Me siento más preparada que nunca para que esa paz guíe mi vida y me lleve o me devuelva a las estrellas. 

lunes, 30 de junio de 2025

Las leyes del universo





































Tengo la sensación de que 2025 va a ser un año a la sombra, un año de esos en que te preguntas a dónde fue, qué hiciste, por qué fue todo distinto a partir de ahí. La cuestión es que, exactamente a la mitad del calendario, todo florece en direcciones que jamás hubiera esperado, todo ocurre lento pero terriblemente rápido a la vez. Todo es cambio, cambio, cambio, despedida constante, obligación de desapego, imposibilidad de futuro. Sólo un presente que muta inalterable. Que le obliga a uno a ser lo que tiene que ser, independientemente de que lo quiera o no. 

Cuando aprendes a poner limites todo resulta mas fácil, pero también más duro porque vas con la verdad por delante, a pecho descubierto en un mundo donde la gente lleva armaduras y armas que no dudan en usar. 

Yo he decidido desnudarme y desarmarme. Entregarme a la vida y dejar que me lleve. Y probablemente me hieran durante el viaje pero a lo mejor ayudo a otros a despojarse de sus miedos, de sus armaduras y sus armas, y ya seremos dos personas libres y desarmadas y cuantos más de nosotros seamos, menos serán de los que hieren así que ojalá mi viaje sirva para ayudar a otros a encontrar su propia ruta.

En casa las cosas son ahora muy distintas y todos vivimos en una armonía que en ocasiones parece irreal, como sacada de la escena de una película americana representando la familia perfecta. Todo el mundo contento, motivado, amable, agradecido, vibrante...

Por supuesto la procesión va siempre por dentro y cada uno libramos nuestras propias batallas, pero afuera todos somos cada día mejor. Es nuestra apuesta, es nuestra misión. De lo que sea que sintamos que tenemos que hacer, hacerlo dándolo todo, no dejándonos nada en los bolsillos, sin excusas, sin peros. Si lo sentimos, lo hacemos, siempre y cuando estemos dispuestos a asumir las consecuencias de nuestras decisiones. Y el resto apoyamos las decisiones de los demás, sin juzgar, sin infravalorar y sin infligir ningún tipo de castigo. No nos pertenece ninguna vida salvo la nuestra propia y es nuestra responsabilidad cuidarla y nuestro derecho disfrutarla como cada uno considere, sin limites, sin barreras. 

Se trata de explorar la vida para descubrir todo tu potencial, seguir esa voz interior que te dice que si no sigues esta ruta, te estás mintiendo. Y eso solo lo sabe uno, pero es que esa voz es muy poderosa y, cuando la sigues, te lleva a lugares maravillosos donde eres capaz de leer la vida lo suficientemente bien como para entender que ese paraíso que la gente persigue está en realidad delante de sus narices, y que se alcanza el día que entiendes lo que significa la libertad y eres capaz de darla y recibirla. Eso es la anarquía, eso es la utopía, tus propios limites, basados en el amor y la bondad, respetando y entendiendo los limites de los demás. Evidentemente, para vivir así hay que estar preparado y comprometido como ser humano para que pueda sostenerse, sino seria caótico y doloroso, pero si cada uno entiende su parte y vamos entre todos construyendo esa burbuja, viviremos, al menos los que formamos parte de ella, indiscutiblemente mejor. 

Emprendo ahora la nueva etapa de mi viaje. Defender esto, traducir mi existencia en hechos que demuestren que el amor y la bondad valen la pena. Ser mi propio experimento. Fracasar las veces que haga falta mientras pueda seguir diciendo la verdad, mi verdad, la que estoy dispuesta a defender mientras me llame la causa. 

Mis causas son infinitas, como yo, y haré lo que esté en mi mano para que mi voto siempre cuente, sea lo que sea por lo que decida luchar.