Parece que el año sigue sin querer asentarse, acomodarse, definirse.
He pasado la mitad de abril en España, vivido sin vivir en mí.
Aún estoy intentando encontrar las palabras que lo describan pero Gael cumplió 16 años y yo escribí esto:
En 1996 celebré mi 16 cumpleaños en Córdoba, en casa de mi abuela y rodeada de mis primos.
Hoy ha sido Gael el que los ha celebrado en el mismo lugar, en casa de su abuelo y rodeado de sus primos.
Desde entonces, cada vez que vuelvo, no dejo de dar las gracias a los meses que pasé en aquel bendito paraíso que fue La Fundación Antonio Gala, con algunas de las personas más talentosas y fascinantes que jamás he conocido, y que me ayudaron a descubrir mi voz.
Pasear con mis hijos por estas calles, refugiarnos del calor bajo sus naranjos, celebrar a Gael cada día desde hace 16 años...
Todo estaba escrito.
Era imposible que no fuera.